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"Ceguera"

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   "Ceguera" Aunque seas un incrédulo tú y  tú, también tú. Pronto conocerás el rostro verdadero de las cosas.  Aunque ya tienes un anticipo, pero como en los  tiempos  de Noé, te reirás  una y otra vez ,  una y otra vera , hasta que exbructamnte se te caerá la venda de los ojos.   Beatriz Elena Morales Estrada© Copyright

REGOCIJARAN

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SE REGOCIJARAN      De la viña del señor se alimentaran los pobres  más, n o los soberbios de corazón De la viña del señor,  regocijaran los niños. Regocijaran las almas buenas de límpido y puro corazón ¡Regocijaran! ¡Regocijaran! ¡   Regocijarán!   Tenlo por seguro.  Amén Beatriz Elena Morales Estrada© Copyright    

Ella la Madre

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        Ella  la madre De rayos inmensos  tú pecho exhalando Inhalando bondades  extremas.  Radiante   más que soles  y lunas.  Hermosa criatura elegida, no eres cualquier cosa,  no. Para nada; no. Más que cielos estrellados   y que ver ponerse las auroras,  eres  tú, la   que llevas la vida en tu cintura,  cual diadema que honra tu serena   faz . ¿Porque?  Porque allí, llevas nada más  ni  menos   que al divino ser, y  al divino hacer.  En ti,  la plenitud del Padre,  se hizo posible, más de ello no te ufana s,  tan solo  para dar tu mano firme;   dando un sí,  definitivo al omnipotente.   En ti, en ti, en ti,  la  vertical  mirada  surgeee, como  estandarte del único.  ¡Del único! En tu talle de límpido  anhelo, anheló   Él,   tener morada.  La eterna  morada,  y eso,  es más muchísimo  más , que un bastón. Entre las ramas verdes, verdes del  oloroso olivo  se saciaran de frutos los colmenares , los campos  y ciudades todas  ¡Vaya ! Un requerimiento

Postal

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LAS MANOS

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                                                         LAS MANOS   ¿En dónde está la herida muchachos y muchachas, en dónde está? ¡Buscadla!  Hombres y mujeres ¿En dónde está? ¡Buscadla!  Buscadla en el perfil de los rostros que se miran.              Quizá no está en ninguna parte y quizás en todas, en todos los lugares. ¿O será q ue  solo al final está en mis manos, o solo en las vuestras? No, ella está en las manos, en todas ¡Si buscadlas!  Las manos son las llaves que curarán el enigma.  ¡Buscadlas!                                  © Beatriz Elena Morales Estrada. Reseñada y registrada.    

ÀRBOL

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    ÀRBOL    Todo árbol es una cruz. La cruz es como    un pequeño sol La cruz es   luz   que   de lo   alto alumbra Todo árbol  debe convertirse en un sol Todo sol es aquel   que es luz para el   mundo Pero   solo uno   dio su vida por ti, por mí, por todos ¡Hea!   Que solo él, es luz   para el mundo Ya que   habiéndose  puesto  el maestro en camino Ofreció su propio árbol a  Dios. Dios se hizo hombre en Él.      Y su árbol se convierte  en el símbolo de la cruz   Cada uno de nosotros somos un árbol   Y por eso,   debemos encontrar nuestro propio árbol   Una vez conocido nuestro árbol, sabremos cuál es ese   Debemos echar a andar,   conociendo que el camino es largo o demasiado corto… Y  según sean las circunstancia. ¡Hea qué el tiempo sea   propicio!     Pero solo hay un árbol   verdadero qué da cobijo a todos los demás Todo, incluso los ramajes que se hacen demasiado   grandes,   están bajo de él.    Solo  Ël,  es el árbol de vi

Del Árbol del paraíso

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  Del  Árbol del paraíso Yo soy el fruto prohibido del cual ustedes no pueden comer.    Y por el cual la mujer,   fue seducida y sedujo a su vez al hombre. Cayendo entonces en la esfera del no ser… Del Árbol   del paraíso,   de sus frutos comerán,   y de sus frutos se saciaran.   Pero del árbol,   que está plantado en la mitad,   de ese,   no comerán.    Y habiendo visto la serpiente,   como ellos no comían de ese árbol, fue y le dijo a la mujer   ¿Por qué no comes de ese árbol? Sabiendo que si ella lo hacía,   su marido también lo haría. De manera   que   la serpiente,    estando celosa de Dios y de sus criaturas, quiso vengarse   seduciendo a la mujer,   para que esta cayera y fuera desobediente,   es decir;     se saliera de la voluntad de Dios o sea de   la totalidad del ser. Del ser de Dios y de su obra. ¿Qué paso? La mujer fue débil se dejó tentar y comió del árbol del fruto prohibido.   Y sus ojos fueron abiertos y conoció el pecado, el bien y el mal;   es